En CASA PAZOS la tranquilidad y el sosiego forman parte del paisaje. Asomada al valle del Miño, frente a la Serra da Peneda, portuguesa y cercana, sus vistas plagadas de viñedos ofrecen todas las tonalidades del verde, desde el más vegetal hasta el más íntimo, con el río grande de Galicia surcando casi oculto camino del mar, ya próximo. El cielo cambiante y alentado por todos los vientos no deja lugar a la monotonía de un paisaje único y entrañable.
En su interior, sobrio y de confortable apariencia, el ambiente contribuye decididamente al descanso y a la serenidad. Sus siete habitaciones, con todo lo necesario para quien decida no salir de ellas, son el marco perfecto para encontrar la paz. No es ajeno a ello el trato de sus dueños, familiar, cercano y atento, que cuidan los detalles y hacen la estancia inolvidable. Y a todo ello habrá que sumar su cocina, de raigambre tradicional, hecha con los elementos que dieron fama a la cocina en Galicia: buen producto, fuego lento y amor de madre; sus especialidades –el pollo de corral, el cabrito de San Fins, la lamprea (en temporada), preparada hasta de siete formas diferentes- son una vez más el reflejo de una vocación inequívoca de sublimar lo agradable de la vida, sin olvidar los magníficos vinos de la zona, blanco y tinto de la D.O. Rías Baixas, y el blanco y licores de cosecha propia.
En CASA PAZOS el sonido camina de la mano del silencio, la quietud es inseparable compañía y el sosiego, sin recargo alguno, está incluido en el precio. La única ‘obligación’ será el deseo de volver.